TIEMPO PARA LA LECTURA: MICRORRELATOS DELICTUOSOS (PRIMERA PARTE).

De nuevo nuestro amigo José Mª Izarra Cantero, nos brinda con su pluma unos pequeños Microrrelatos Delictuosos, son inéditos, pendiente de ser editados, hoy nos deja esta pequeña huella de su fácil escritura, espero que sea de vuestro agrado, siempre hay sitio y rincones en este blog para todos, y como bien sabéis, siempre hay un tiempo para la lectura.




DICTAMEN FORENSE: AHOGADA DE BALA.

Nada más celebrarse la boda, los novios se dirigieron hasta la balconada sobre el riachuelo para una sesión de fotos. Subida encima del pasamanos de la barandilla, en una pose acrobática, ella sintió un leve vahído que la hizo titubearse; apenas se había recuperado, cuando uno de los tacones (de aguja) le hizo crash, perdió el equilibrio y se precipitó al agua. Impedida por el vestido, acabó inundándose por completo, pese a la escasa profundidad. 

Cuando la sacaron, las maniobras de resucitación a que fue sometida pusieron de manifiesto que ya no era de este mundo. Siguiendo el procedimiento habitual, el juez ordenó levantar el cadáver y su traslado al depósito para la práctica de la autopsia.   

Abierta en canal, además de los charcos previsibles, el forense encontró una bala alojada en el pulmón derecho. (¿Tendría relación con que el viudo fuera policía local? 

¿Acaso con que el exnovio de la muchacha regentara una armería? ¿Con que la ex del policía formase parte del equipo olímpico de tiro con pistola, tal vez?) No pudo hallar, sin embargo, el orificio de entrada del proyectil.

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ALEGATO

El letrado de la defensa, del turno de oficio, adujo, como preámbulo, que su representado se encontraba bajo el síndrome de abstinencia, y a continuación, empezó a hilvanar un discurso causativo.
Había nacido pobre, de ahí que no hubiera gustado mas alimentos que pan y agua ( y las sopas a base de ambos ingredientes) y que permaneciera virgen y ayuno de toda carne.
Había sido llegar como mercancía de un negrero en la bodega de un barco y de repente, encontrarse en una sala porno desfilando para los tratantes de ganado.
Allí había visto como un actor acometía a la actriz de turno, y así había supuesto que aquel menda se la estaba merendando, aquello era devorar.
Al quedar manumitido porque, dada la mansedumbre de sus atributos masculinos, nadie había pujado por él, famélico y estresado como andaba, había intentado, en la creencia de que iba a saciar su apetito, remendar en plena calle la proeza del actor, esos eran sus hechos. 

No era, pues, de recibo que hubieran encausado a su cliente por intento de 

violación, cuando sólo había pretendido calmar el hambre.

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CON LA VENIA.

Todo el mes de agosto con la barriga al aire, bebiendo cerveza fría y paseando 

por la playa; dejándose en los chiringuitos el estrés acumulado al servicio de la justicia, en defensa, muchas veces, de lo injustificable; otras, de lo absurdo; solo unas pocas,  de la razón (casi todas, causas perdidas), como buen abogado.

Mas la felicidad es efímera. Por eso hoy, 1 de septiembre, se ha metido en el 

desayuno un par de aspirinas acompañadas de un tanque de zumo de naranja aderezado con unas gotas de gin, para aliviarse de la modorra del síndrome posvacacional.
Luego, ha acudido a sala y ocupado su sitio en la tarima, y cuando la jueza le ha concedido el uso de la palabra, se ha levantado y se ha colocado delante del estrado presidencial con la intención de exponer su argumentario.
Pero inopinadamente semejando un murcielago al extender sus alas, se ha abierto la toga de par en par, y se ha exhibido con unas bermudas rojas por encima de los pantalones.

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