jueves, 3 de diciembre de 2020

GONZALO REDONDO, HISTORIA DE UN BRONCE CON LETRAS DE ORO.


Recientemente se disputó en San Fernando (Cádiz) el Campeonato de España de Atletismo Adaptado en sus distintas categorías según la discapacidad de cada atleta, una cita que contó con la participación de tres burgaleses del CD Puentesaúco en la categoría T-20, la de los deportistas con discapacidad intelectual, 
Jaime Bartolomé y David Alonso corrieron los 1.500 y los 5.000 metros, y a pesar de dejarse la piel en la pista y darlo todo, haciendo buenas carreras, no pudieron ocupar puestos de podio.
Más suerte, sin embargo, tuvo su compañero de aventuras Gonzalo Redondo Basurto (21 años), ya que superando sus propios pronósticos se hizo con la medalla de bronce en los 800 metros y estuvo muy cerca de repetir éxito en los 1.500, prueba en la que ocupó un más que meritorio cuarto puesto.
Gonzalo padece Síndrome de Asperger, una enfermedad que reduce las capacidades intelectuales, pero tiene una gran facilidad de palabra, se expresa perfectamente y tiene una gran capacidad para memorizar.
Estudió en el Colegio Círculo Católico y en La Merced, donde cursó un grado medio y superior de Comercio, y ahora está realizando prácticas en el Foro Solidario de Caja de Burgos. 
Además, tiene muy claro que quiere ser entrenador nacional de atletismo, por eso quiero matricularme luego en TAFAD, Técnico Superior de Enseñanza y Animación Sociodeportiva, para seguir aprendiendo conocimientos sobre el deporte y continuar también practicando el atletismo.
Gonzalo empezó a practicar el atletismo a los 12 años, justo después de la que fue su primera carrera. «Corrí el Cross de El Crucero para probar y me encontré muy a gusto, me encantó. Por eso me decidí a practicar el atletismo más en serio y empecé a entrenar en el Image FDR con Pedro Movillo, que fue el primer entrenador que confió en mi«.
Luego dio el salto al CD Puentesaúco y al Club Atletismo Valladolid, al que pertenece actualmente, y desde hace dos años entrena a las órdenes de Juan Carlos Caballero y junto a un grupo de atletas burgaleses que se denominan ‘los Spartans’, entre los que está Pablo Fernández López-Gavela, atleta ex del UBU Campos de Castilla y que lleva unos años compitiendo con el Atletismo Numantino.
Pablo ha sido el que más me ha ayudado en los últimos años, es como un hermano mayor para mí. Me animó a seguir entrenando en unos momentos de bajón que tuve, y el bronce que logré en San Fernando fue gracias a él. Si no hubiera sido por él, ahora no estaría haciendo atletismo, y sin embargo ya tengo un bronce individual, igual que el que logró él en el Campeonato de España absoluto en el relevo 4×400″, señala con cariño Gonzalo Redondo.
Ya el año pasado, en 2019, subió al podio para recoger el bronce en su categoría en el Campeonato de España de Cross disputado en Sevilla, y además logró otros dos terceros puestos en los relevos 4×100 y 4×400 corriendo con Castilla y León en el Campeonato de España de Federaciones Autonómicas, cita en la que además fue cuarto en los 800 metros y 5.º en los 1.500.
Sin embargo, lo que a Gonzalo se le seguía resistiendo era una medalla individual en un Campeonato de España de pista al aire libre, y a por ella fue a San Fernando (Cádiz) en dos distancias como los 800 y los 1.500 metros en las que de entrada no partía entre los favoritos en razón a las marcas que cada uno de ellos presentaba.
Un campeonato disputado a puerta cerrada y que, de entrada, le dejó una sensación un poco rara. «La sensación fue muy triste ya desde el calentamiento, porque no había público y yo me motivaba escuchando música y pensando cómo me iba a ir todo en la carrera. Sabía que iba a ir a por todas y que nadie me iba a parar». 
Y así llegó, en primer lugar, su bronce en los 800 metros, una carrera que en palabras de Gonzalo transcurrió así. No tiene desperdicio y emociona a su vez su relato. «Mis nervios estaban a flor de piel. Empecé la acción con el 800 sin ser ni tan siquiera favorito para quedar en el top 5, pero pensé en la oportunidad que tenía y no iba a desperdiciarla. Salí muy bien y me puse en el grupo de cabeza, aguantando a los dos favoritos, y me decía que quería ir a por más.
El cántabro, que era el gran favorito, pegó un cambio espectacular a falta de 350 metros y no pudimos hacer nada, pero yo seguí ‘a machete’ en todo momento para conseguir la plata. Sin embargo, me quedé con la miel en los labios pero seguí afrontando los últimos metros con intensidad y tranquilidad. Estaba súper contento y con una sensación que no podía expresar, y saqué toda mi felicidad en la línea de meta al conseguir algo histórico que no me creía, ya que lograba el tercer puesto y subiría al podio con muchas ganas y una gran euforia. 
Logrado ya su primer metal individual en pista, al día siguiente le tocaba a nuestro protagonista la final directa de los 1.500 metros, en la que rozó el podio y acabó cuarto. Del mismo modo recogemos la sensación personal de Gonzalo Redondo en la carrera. Sirva para entender cómo se sintió.
En el 1.500 era el octavo del ranking y por eso afronté la carrera con mucha naturalidad. Fui a relajarme en la zona de calentamiento, pero sabiendo que también iba a dar espectáculo puro en el 1.500 hasta el final.  
A partir de los 700 metros empezó la carrera de verdad para mí y apreté poco a poco para ir ganando esa cadencia de ritmo, y a falta de 450 metros adelanté al octavo por la calle 2. Quedaba una vuelta y salí de la primera curva con mucha velocidad y un cambio increíble, adelantando a dos atletas más y disfrutando y creyéndome capaz de todo en ese instante. Por eso me la jugué cambiando de nuevo a falta de 250 metros y hice un adelantamiento espectacular por fuera en la curva para ponerme quinto.
Entonces me dije que había que ir a por más y a falta 80 metros volví a apretar con un cambio buenísimo y saqué al atleta que tenía delante de su zona de confort, dejándole clavado, para acabar en una magnífica cuarta plaza. Estaba muy contento y no me creía la marca que había hecho, 4.42 en el 1.500, y quedándome muy cerca del podio, con solo dos meses de pretemporada», concluye Gonzalo su relato de la carrera. 
Y si estas son sus dos narraciones en primera persona, merece la pena quedarse también con su sensación final tras acabar su participación en el Nacional, y los agradecimientos que tenía guardados. «Lloré de alegría y estaba súper feliz. No sabía cómo expresarlo en cada momento y aún no me creo lo que hice. Ahora espero sacar otro gran resultado en mi siguiente competición y preparar mis grandes objetivos para la siguiente temporada, porque quiero demostrar todo lo que valgo.
Doy las gracias a mi entrenador, Juan Carlos Caballero, y a todos los ‘Spartans’ con los que entreno, por ayudarme cada día y demostrarme su apoyo hasta el final. Con todo el trabajo realizado junto a ellos he conseguido esto. Especialmente gracias a Pablo Fernández, que es mi como mi hermano en esta vida», concluye Gonzalo Redondo. 

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